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«No dejen de donar, la recuperación de Acapulco apenas comienza»

Valeria revisaba en el mapa de su celular los supermercados cercanos a su casa. Después de preparar su té en un termo, fue a un Sam’s para comprar alimentos como arroz, frijoles, atún, sardinas, lentejas, leche en polvo y botellas de agua para llevarlos al centro de acopio de la Cruz Roja Mexicana de Polanco, en la CDMX, en ayuda a los damnificados por el huracán Otis.

«Es importante que todos pongamos nuestro granito de arena en esta situación tan difícil que afectó a una gran cantidad de personas. Yo dono por empatía, pues tengo familiares que se encontraban de vacaciones en Punta Diamante, y afortunadamente no les pasó nada; solo hubo pérdidas materiales. Pero los videos y las imágenes que nos mostraron cuando regresaron fueron impactantes», contó Valeria Fernández, consultora en imagen digital de 24 años, a Expansión.

Al llegar al centro de acopio ubicado en la esquina de av. Homero y Luis Vives, se encontró con una fila de autos que abrían sus cajuelas para que los voluntarios de la institución los descargaran en carritos de supermercado y los ingresaran a las instalaciones.

Dentro del centro de acopio se podían observar cientos de voluntarios, en su mayoría jóvenes.

Mónica González Apreza, coordinadora nacional de comunicación e imagen en Cruz Roja Mexicana explicó el proceso para seleccionar los productos y armar las despensas: En un principio, las donaciones entran a una mesa encargada de verificar la caducidad y su estado para después ser separadas por el tipo de alimento o artículo de limpieza. En el módulo de empaquetado, los voluntarios van introduciendo cada uno de los alimentos que requiere una despensa para finalmente sellar la caja y colocarla en los «palets».

«Estos palets contienen 90 despensas. Cada despensa pesa alrededor de 15 kilos, esto depende del tamaño de cada producto, porque hay unos pequeños y otros grandes», aseguró González Apreza.

En otra sala se pueden observar montañas de alimentos y artículos de limpieza personal para bebés, que también son empaquetados en las mismas cajas. Sin embargo, se pueden notar algunas marcas específicas en cada una de ellas, «BC, BM y BG», que señalan el tamaño del bebé al que serán entregadas. Lo mismo sucede con los artículos de limpieza personal para adultos y los kits de limpieza para el hogar que vienen estampados.

Después de completar cada «palet», los voluntarios los cubren con plástico transparente para después llevarlos a la parte trasera del patio, donde son ingresados con una grúa a los camiones que salen directo a las localidades que anteriormente ya fueron evaluadas por el personal que se encuentra en el estado.

«Nosotros, como Cruz Roja Mexicana, no llegamos a las demarcaciones sin antes haber evaluado los daños. Tenemos personal en campo que se encarga de contabilizar los daños y la cantidad de personas que necesitan el apoyo para coordinar los recursos necesarios», afirma la coordinadora nacional de comunicación e imagen de la Cruz Roja Mexicana.

González Apreza pide a los mexicanos que sigan enviando sus donativos, pues esta solo es la primera etapa para que Acapulco y los poblados aledaños puedan salir adelante: «Pedimos a las y los mexicanos que continúen donando, pues la recuperación de Acapulco por el huracán apenas comienza. En estos momentos se nos olvida que esta catástrofe dejó daños que duran más de una o dos semanas».