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Mujeres en Michoacán toman las armas para defenderse

En el lugar de origen del movimiento de ”autodefensas” de México, ha emergido un nuevo grupo conformado por puras mujeres, las cuales cargan fusiles de asalto y colocan controles de carretera para ahuyentar lo que dicen es una violenta incursión en el estado de Michoacán por parte del violento Cártel Jalisco Nueva Generación.

Algunas de las más de 40 mujeres están embarazadas, mientras que otras llevan a sus niños pequeños a las barricadas. La zona rural está atravesada por caminos de tierra, a través de los cuales temen que los hombres armados del CJNG puedan ingresar en momentos en los que la tasa de homicidios de Michoacán ha aumentado a niveles que no se habían visto desde 2013.

Muchas de las mujeres vigilantes en la localidad de El Terrero han perdido hijos, hermanos o padres en la lucha. Eufresina Blanco Nava dijo que su hijo Freddy Barrios, un recolector de 29 años, fue secuestrado supuestamente por los hombres del CJNG en unas camionetas pickup. Desde entonces, no ha tenido noticias de él.

Además de las barricadas y los controles en las carreteras, las vigilantes tienen un tanque casero y una camioneta pickup con una armadura de chapa de acero. En otras localidades aledañas, los residentes han cavado trincheras en las carreras que conducen al vecino estado de Jalisco para mantener fuera a los criminales.

Desde hace tiempo, El Terrero ha estado dominado por los grupos delictivos La Nueva Familia Michoacana y los Viagras, mientras que el CJNG controla la orilla sur del río Grande. En 2019, los Viagras secuestraron y quemaron media decena de camionetas y autobuses para bloquear el puente que pasa sobre el río para evitar que unas caravanas del CJNG ingresaran en un ataque sorpresa.

Y ese mismo año, en la localidad de a lado San José de Chila, los grupos rivales utilizaron una iglesia como un reducto armado para luchar contra una ofensiva del CJNG. Atrincherados en la torre de la iglesia y a lo largo del techo, trataron de defender el pueblo contra la incursión, dejando la iglesia llena de agujeros de bala.