La fragilidad del suelo kárstico de la Península de Yucatán, uno de los más porosos del mundo, puede representar un riesgo en la construcción y operación del Tren Maya, una de las obras insigne del Gobierno de México. Lo anterior fue advertido en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de los tramos 1, 2 y 3 del Tren Maya -631.25 kilómetros de vías férreas, que atravesarán los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán-, divulgada este viernes por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), encargado del proyecto, ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El sistema kárstico del sureste de México es un suelo poroso, de rocas compactas y solubles, generalmente calcáreas, en las que debido a procesos de disolución se han formado desde pequeñas oquedades hasta complejos sistemas de cuevas, cavernas, grutas y cenotes que pueden encontrarse, incluso, a muy poca profundidad. El documento, de casi 2 mil páginas, analiza, entre otras cosas, la parte geológica de las obras a realizar y evidencia los fenómenos que podrían poner en riesgo la integridad del proyecto: inestabilidad de laderas, caídos o derrumbes, hundimientos o inundaciones.