El equipo de Guadalupe Valencia García (Guadalajara, 65 años) en la coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), está conformado casi totalmente por mujeres. Directoras, asistentes y encargadas, la oficina de esta doctora en Sociología es un centro boyante de personas que buscan reunirse con una de las figuras más importantes para la investigación en Ciencias Sociales de la máxima casa de estudios de México.
Valencia recibe a EL PAÍS en su despacho, donde además de obras de arte abstracto y de paisajes del país, es adornada por decenas de retratos de sus antecesores, donde ella luce sonriente al tomar protesta en 2019. “Es la egoteca”, dice, “aquí están todos los que estuvieron antes de mí”. Ella es una de las tres mujeres que aspiran a suceder a Enrique Graue en la rectoría de la universidad de México.
Pregunta. ¿La UNAM está preparada para tener una rectora?
Respuesta. Por supuesto. En la UNAM hemos ido ocupando cada vez más posiciones importantes y la única que falta de estas posiciones importantes es la rectoría. Pero además de que hemos alcanzado ya la equidad entre alumnas y alumnos, estamos trabajando en toda la universidad para alcanzar la equidad, también en los puestos de profesores y de académicos. En algunos lugares las mujeres superan a los hombres, pero en otros no estamos todavía a la mitad.
Ahora tenemos cierto número de plazas, van para mujeres o van para jóvenes o para mujeres jóvenes. Con varios mecanismos estamos alcanzando la igualdad allí donde no se ha logrado. Y por otra parte, en el equipo hay muchas mujeres y entre los puestos de dirección de facultades, escuelas, institutos, centros y programas también estamos muy bien representadas.
P. ¿Por qué quiere ser usted rectora?
R. Llevo ya casi 40 años como académica, y he sido funcionaria. Esta es la tercera ocasión, antes fui coordinadora de un posgrado, y directora de un centro de investigaciones. Anteriormente de ello fui secretaria técnica y académica en ese centro, con Pablo González Casanova y ahora soy coordinadora de Humanidades. Y he descubierto que tengo esta vocación de servicio en el mejor sentido de la palabra. Me he probado como buena gestora, aunque quizá no está bien que yo lo diga, tal vez, pero he cumplido bien con los encargos que se me han encomendado, pero sobre todo porque me lo pidieron colegas, todos de la UNAM, exalumnos, también colegas de posgrado.
P. La autonomía de la UNAM es un tema presente entre los aspirantes a la rectoría. ¿Es algo que a usted le preocupa?
R. No me preocupa. Creo que la autonomía en la UNAM está blindada. En mi proyecto, planteo que la autonomía es a los unamitas y a los Pumas como el agua a los peces. Vivimos en ella, creemos en ella. La universidad tiene múltiples expresiones, desde la posibilidad de que yo esté aquí, frente a ustedes, diciendo mi palabra con absoluta libertad, y que después pueda debatir con colegas, con absoluta libertad, dar clases e investigar con absoluta libertad las formas de Gobierno y las decisiones con respecto al nombramiento de nuestras autoridades que aquí nos damos y que hemos de modificar, y mejorar, ampliar o profundizar, lo haremos nosotros mismos. Esa es la autonomía. Yo no la veo en riesgo.
P. ¿Cuáles serán sus principales aliados para lograr la universidad que usted sueña?
R. Espero que sean los y las estudiantes, las y los académicos también. En fin, los sectores que conforman la comunidad, Los trabajadores, desde luego, porque no podemos prescindir de ninguno de ellos. Trabajadores de confianza, los compañeros sindicalizados de base, toda la comunidad académica en sus diversas categorías pero sobre todo a las y los estudiantes. Esto es trabajo en equipo en el sentido de la palabra, de hacer un buen equipo de trabajo. La comunidad UNAM no puede prescindir de ninguno de sus sectores, pero el sector más importante y el mayoritario, son los las y los estudiantes.