El Congreso de Oklahoma aprobó el martes un proyecto de ley que convierte el aborto en un delito grave con penas de hasta 10 años de cárcel, informó la prensa estadunidense.
Es cuestión de horas para que el gobernador Kevin Stitt, quien respalda la medida, firme el proyecto para su promulgación.
Le nueva ley estipula una única excepción que autoriza la interrupción del embarazo siempre y cuando la vida de la madre corra peligro.
Además, establece que una persona condenada por realizar un aborto -definida como quien practica el procedimiento, no la madre-, enfrentaría hasta 10 años de prisión y una multa de 100 mil dólares.
La ley antiaborto de Oklahoma es la más reciente de una serie de medidas impulsadas por estados liderados por el Partido Republicano, mientras la Corte Suprema del país está considerando reducir los derechos sobre el aborto que han estado vigentes durante casi 50 años.
Los políticos antiaborto han renovado su ímpetu tras la decisión del máximo tribunal de permitir que las recientes restricciones al aborto en Texas permanezcan inamovibles.
La ley de Texas, una de las más restrictivas en décadas, deja la aplicación en manos de ciudadanos privados, quienes tienen derecho a cobrar una «recompensa» de 10 mil dólares si presentan una demanda exitosa contra cualquier ente o persona que ayuda a una paciente a abortar.
