Irán rechazó este viernes que uno de sus misiles derribara el avión ucraniano siniestrado al sur de Teherán con 176 personas a bordo y, con el fin de acallar estas denuncias, abrió la investigación a la participación de otros países.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores a la Organización de la Aviación Civil de Irán, todos negaron la hipótesis del misil, que consideran una especie de conspiración y de ‘guerra psicológica’ contra la República Islámica.
«Cualquier comentario sobre qué ocurrió antes de extraer los datos de las cajas negras no es válido, pero lo que es claro para nosotros y puedo decirles es que ese avión no fue alcanzado por ningún misil», subrayó en una comparecencia de prensa el jefe de la Organización de la Aviación Civil, Alí Abedzadeh.
El responsable iraní insistió en que ‘hubo fuego durante más de un minuto y medio en el avión mientras estaba volando’ y que la ubicación del accidente ‘muestra que el piloto intentó regresar (al aeropuerto Imán Jomeiní)’.
Sobre el hecho de que el piloto no contactó a la torre de control, Abedzadeh comentó que en una situación de emergencia el piloto ‘tiene primero que controlar el avión’.
Las especulaciones sobre la posibilidad de un caso de derribo cobraron un tono oficial cuando el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo ayer que su Gobierno tiene información de que el Boeing 737 fue derribado por ‘un misil tierra-aire iraní’.
De ser esto cierto, puede tratarse de un error del sistema de defensa aéreo de Teherán, que estaba en alerta ante posibles acciones de represalia de EEUU por el ataque iraní horas antes contra una de sus bases en Irak.