Durante la administración del exgobernador Carlos Mendoza, alrededor de 31 millones de pesos se manejaron con irregularidad en un programa de Créditos para Emprendedoras Sudcalifornianas, que incumplió con las reglas de operación, no tenía presupuesto suficiente para su operatividad, carecía de supervisión y de indicadores de resultados.
Muchos de los créditos se entregaron a un grupo de la población que no era el objetivo, entre ellas funcionarias públicas estatales de acuerdo con testimonios, entrevistas a especialistas en políticas públicas y ex -funcionarios, así como solicitudes de información e información pública.
A Dorotea con sus 59 años y una discapacidad auditiva, le interesaba consolidar un negocio de venta de comida que instalaría en los tianguis donde ya trabajaba y vio en los Créditos a Emprendedoras que promocionaba el Gobierno del Estado de Baja California Sur, la oportunidad para materializarlo, platicó en una entrevista.
Tomó las capacitaciones, entregó documentación y solicitó la cantidad más alta, 40 mil pesos, pero en 2019 sólo le otorgaron la mitad del dinero.
Esa cantidad no fue significativa para su negocio de comida y tampoco recibió acompañamiento por parte del Instituto Sudcaliforniano de las Mujeres (ISMujeres) para llevar a cabo su proyecto una vez que le entregaron el dinero, dijo.
A causa de eso, reconoció que no pudo llevar a cabo el proyecto que planteó ni devolver el dinero. Hoy se encuentra en la lista de deudoras, proporcionado por el ISMujeres vía transparencia, que no le permite acceder a ningún otro programa del gobierno de Baja California Sur.
El caso de Dorotea es un ejemplo de muchos que se repiten en Baja California Sur, un estado en el noroeste de México, con el Programa de Fortalecimiento a Mujeres Emprendedoras Sudcalifornianas (PEFMES), una iniciativa que se implementó durante el mandato del exgobernador panista Carlos Mendoza Davis.
La intención de ese proyecto era otorgar “créditos a la palabra”, con modalidad revolvente, de fácil acceso y sin intereses a mujeres que no podían acceder a créditos bancarios para que, de esta forma, pudieran fortalecer o iniciar un negocio.
Sin embargo, Mercedes Maciel insistió en que aún en la actualidad se debe trabajar en que estos programas tengan mayor difusión y alcancen a mujeres de zonas marginadas, pero sobre todo que sean programas que operen correctamente y cumplan su objetivo debido a que lo que está en juego es la autonomía de las mujeres.
“Al final de cuentas es la única manera que tenemos nosotros realmente de ser autónomas, mientras no haya una mujer que tenga asegurada su vida económica va a estar supeditada a muchas situaciones”, dijo.
Y agregó que se necesitan programas que no sean sólo “buenos intentos pero que no van a la raíz”.